Conclusiones

  1. La historia de las hermandades y cofradías isleñas es tardía no va más allá de finales del siglo XVII, comenzando verdaderamente a principios del XVIII con el impulso dado por la dinastía Borbón a la bahía gaditana.
  2. El establecimiento en 1769 en la Real Isla de León del Departamento Marítimo y el fomento de la industria de construcción naval anexa fue un acontecimiento de primer orden para la localidad, que determinará su evolución histórica, repercutiendo a partir de entonces las etapas de esplendor y de decadencia de esos sectores en el auge o en el declive de las hermandades y cofradías.
  3. La primera mitad del siglo XIX supuso un decaimiento y una época oscura para las hermandades isleñas, reflejo de las coyunturas inestables por las que atravesó la nación y la Iglesia.
  4. La época isabelina y, sobre todo, las seis décadas de la Restauración borbónica contribuyeron a configurar el modelo de la Semana Santa isleña y a consolidar a las hermandades y cofradías locales.
  5. Tras el paréntesis de la Segunda República, estas corporaciones conocieron una etapa de impulso, fomento y esplendor durante el régimen confesional de Franco, amortiguada al final por la crisis posconciliar.
  6. Actualmente asistimos a una segunda Edad de Oro de las hermandades cofradías, aún más dorada que la del Barroco. Una época en la que éstas procuran contemporizar entre la promoción social y turística de la que son objeto por parte de los poderes públicos, y la renovación y reconversión queridas por la Iglesia Católica. Una época en la que se enfrentan a la elección de su propia naturaleza: entre asociaciones religiosas comprometidas socialmente y asociaciones culturales y folclóricas.

 

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