Talla. Orfebrería

El tallista es el encargado de labrar la madera con más o menos profusa decoración, por medio de herramientas y maquinaria de corte y despiece.

Debe tener conocimientos de múltiples facetas artísticas, dibujo, arquitectura, y ser un perfecto conocedor del soporte lignario y de la historia del arte.

En el aspecto histórico hay que destacar de esta disciplina que, en las ordenanzas gremiales de 1523 y 1632, el gremio de Entalladores, agrupaba a profesionales dedicados a la talla de la madera y a la realización de objetos artísticos realizados en madera, de cualquier forma. Observando y revisando tratados y documentación referida a estas especialidades se destaca el oficio de maestro ensamblador, oficio relacionado con el de escultor e incluso arquitecto. María del Carmen Heredia, realiza un exhaustivo estudio sobre el aprendizaje artístico en la ciudad de Sevilla en el siglo XVIII, en el que se refiere a las noticias sobre los ensambladores, pese a que en 1533, el cabildo de Sevilla les otorgó ordenanzas para regirse junto con los ebanistas, englobando dichas especialidades bajo la denominación de «carpinteros de lo primo», dedicándose a la elaboración de sillerías y retablos.

La separación definitiva se produce con Felipe II, que efectía la división de los gremios, siendo sus artífices Gaspar del Águila y Miguel Adán, escultores y veedores del gremio hacia 1582. Saquemos un extracto de las nuevas ordenanzas por las que se regía tan noble oficio: «Al que pidiere examen de entallador de un chapital corriendo vna columna vestida de talla, y follajes de vn serafín, de un pajarito decortar bien la madera, y guardar los campos y que la sepa dibujar, y sabiendo esto sele deé la carta de examen…»

En contra de la idea generalizada hoy día de que las andas procesionales son exclusiva labor del tallista, fueron habitualmente los escultores los que trazaron las primeras. Hacia la segunda mitad del siglo XVII, una época de gran esplendor para el paso procesional, destacan desde el cordobés Francisco Dionisio de Ribas, al sevillano Pedro Roldán y sobre todos el utrerano Francisco Antonio Gijón, popularmente conocido por haber realizado la prodigiosa imagen del Cachorro Gijón logra con el no menos magnífico paso procesional de la devotísima imagen de Jesús del Gran Poder, conseguir el canon de paso procesional por excelencia, con un canasto de líneas sinuosas con perfil de los denominados de Bombo, una profusa decoración vegetal y, lo más importante, un magnífico programa iconográfico que lo hace acercarse a la idea de retablo itinerante.

Los actuales Talleres de talla suelen estar conformados en torno al maestro que es quién traza la obra, la de los carpinteros que realizan la parihuela, respiraderos y canasto, «en carpintería». Habitualmente, el maestro talla los primeros modelos y los oficiales copian y reproducen las distintas piezas que conforman la obra. Una vez talladas todas las piezas se procede a su ensamblado y montaje. Posteriormente la obra pasa a ser dorada o barnizada.

Las herramientas habituales a utilizar por el tallista son de corte y en algunos casos de copia o sacado de punto. La gubia es la herramienta que habitualmente se utiliza. Suele estar hecha en acero, y consta de cabo, virola, pala y gavilanes.

Según su forma, la gubia se adaptará a las características del dibujo trazado, que previamente habrá sido recortado y calado. Según su conformación pueden ser de: desbaste, trazado, modelado, perfilado y ahuecado, y en función de la forma de su misma se denominan: planas, semiplanas, de caña, de media caña, cañones, canutillos, de pico gorrión, de codillo, contra codillo, etc.

La técnica de golpeo se suele realizar, según el tallista, con un tipo de mazo u otro (bronce, madera). La base de una buena talla, sin duda, es la traza del dibujo por la que el tallista guía el desbaste de la pieza. La madera a utilizar es de vital importancia. Sus características dependen de muchos factores: del tipo de árbol, de la parte del árbol aque pertenezca o del tipo de suelo en que haya crecido, pudiendo variar su disposición anatómica.

Las principales características de la madera por las que otorga una tipología y unos caracteres propios son: la anisotropía ( comportamiento de la misma según su estructura y plasticidad), higroscopicidad (capacidad de absorber o perder agua), movimientos de retracción y turgencia (tamaño según la absorción o pérdida de agua), densidad (cantidad de aire interior y volumen en sus paredes celulares) y elasticidad.

Orfebrería
Sin duda alguna, dentro de las artes decorativas podemos decir que ocupa un lugar privilegiado, tanto por la opulencia del material a utilizar como materia prima, (oro, plata, bronce, etc..), como por la belleza y exuberancia ornamental y el fruto resultante a ojos del casi siempre estupefacto espectador.

Estas obras ofrecen una extensa variedad, destacando sobre todas, en las artes suntuarias, la realización de custodias procesionales, las cuales están relacionadas con la celebración del Corpus Christi, (Concilio de Viena, 1311), así como en el ultimo siglo, con el auge de las cofradías con pasos procesionales, entre los que destacan los denominados de palio.

También dentro de este apartado, podríamos hacer una especial referencia a la realización de Atributos y Objetos de culto, con riquísimos y exuberantes diseños, en infinidad de estilos, predominando el barroco, rococó, renacimiento, y gótico.

Los protagonistas de estas magníficas obras, son los Orfebres. En la España del siglo XIV, contaban ya con asociaciones gremiales, las cuales velaban por el prestigio de sus asociados y por la dignidad de sus obras. Fue tal su importancia que el rey Alfonso XI, en 1344, instituye unas normativas para el citado gremio, que, en su gran mayoría, estaba integrado por castellanos, algunos de ellos afincados en Andalucía.

En ese mismo siglo, para certificar y garantizar la nobleza de los materiales, se obliga a los artesanos a señalar la pieza con el punzón de la ciudad en la cual se había ejecutado la obra, además de con el nombre del artífice. Incluso los Reyes Católicos obligan, además de las dos marcas anteriormente citadas, a poner la del marcador que garantizaba la naturaleza del material, lo que se denominaba contraste.

Al igual que en todas las disciplinas que enumeramos, el maestro orfebre, tiene que tener conceptos de dibujo ornamental y arquitectónico, para componer en perfecta armonía las distintas obras que se realizarán en el taller, además de un perfecto conocimiento del oficio en sí.

El taller de orfebrería suele estar dispuesto, en cuanto a organización se refiere, en manos del maestro orfebre. Él es el que aboceta en un dibujo la idea que el cliente trae al taller. Una vez aprobado el boceto por el cliente, dibuja a tamaño natural y distribuye las distintas labores a los componentes del taller, ya sean oficiales o aprendices. En él podemos encontrar desde carpinteros que realizan la estructura básica a base de perfiles de molduras, cerchas, tableros, etc., hasta repujadores, quienes se encargan de cincelar sobre el metal las distintas formas que ofrece la pieza a realizar, o entalladores, que dan forma habitualmente a piezas cilíndricas, fundidores que realizan reproducciones de piezas, lampisteros que unen con minuciosa meticulosidad las distintas piezas que componen la obra, modelistas que habitualmente realizan las piezas que representan santos, ángeles, etc. Esta última labor la suelen realizar escultores.

El pulido, plateado, dorado y patinado de la pieza suele ser labor de otro oficial, as como el montaje total de la obra.

Talla. Orfebrería

El tallista es el encargado de labrar la madera con más o menos profusa decoración, por medio de herramientas y maquinaria de corte y despiece.

Debe tener conocimientos de múltiples facetas artísticas, dibujo, arquitectura, y ser un perfecto conocedor del soporte lignario y de la historia del arte.

En el aspecto histórico hay que destacar de esta disciplina que, en las ordenanzas gremiales de 1523 y 1632, el gremio de Entalladores, agrupaba a profesionales dedicados a la talla de la madera y a la realización de objetos artísticos realizados en madera, de cualquier forma. Observando y revisando tratados y documentación referida a estas especialidades se destaca el oficio de maestro ensamblador, oficio relacionado con el de escultor e incluso arquitecto. María del Carmen Heredia, realiza un exhaustivo estudio sobre el aprendizaje artístico en la ciudad de Sevilla en el siglo XVIII, en el que se refiere a las noticias sobre los ensambladores, pese a que en 1533, el cabildo de Sevilla les otorgó ordenanzas para regirse junto con los ebanistas, englobando dichas especialidades bajo la denominación de «carpinteros de lo primo», dedicándose a la elaboración de sillerías y retablos.

La separación definitiva se produce con Felipe II, que efectía la división de los gremios, siendo sus artífices Gaspar del Águila y Miguel Adán, escultores y veedores del gremio hacia 1582. Saquemos un extracto de las nuevas ordenanzas por las que se regía tan noble oficio: «Al que pidiere examen de entallador de un chapital corriendo vna columna vestida de talla, y follajes de vn serafín, de un pajarito decortar bien la madera, y guardar los campos y que la sepa dibujar, y sabiendo esto sele deé la carta de examen…«

En contra de la idea generalizada hoy día de que las andas procesionales son exclusiva labor del tallista, fueron habitualmente los escultores los que trazaron las primeras. Hacia la segunda mitad del siglo XVII, una época de gran esplendor para el paso procesional, destacan desde el cordobés Francisco Dionisio de Ribas, al sevillano Pedro Roldán y sobre todos el utrerano Francisco Antonio Gijón, popularmente conocido por haber realizado la prodigiosa imagen del Cachorro Gijón logra con el no menos magnífico paso procesional de la devotísima imagen de Jesús del Gran Poder, conseguir el canon de paso procesional por excelencia, con un canasto de líneas sinuosas con perfil de los denominados de Bombo, una profusa decoración vegetal y, lo más importante, un magnífico programa iconográfico que lo hace acercarse a la idea de retablo itinerante.

Los actuales Talleres de talla suelen estar conformados en torno al maestro que es quién traza la obra, la de los carpinteros que realizan la parihuela, respiraderos y canasto, «en carpintería». Habitualmente, el maestro talla los primeros modelos y los oficiales copian y reproducen las distintas piezas que conforman la obra. Una vez talladas todas las piezas se procede a su ensamblado y montaje. Posteriormente la obra pasa a ser dorada o barnizada.

Las herramientas habituales a utilizar por el tallista son de corte y en algunos casos de copia o sacado de punto. La gubia es la herramienta que habitualmente se utiliza. Suele estar hecha en acero, y consta de cabo, virola, pala y gavilanes.

Según su forma, la gubia se adaptará a las características del dibujo trazado, que previamente habrá sido recortado y calado. Según su conformación pueden ser de: desbaste, trazado, modelado, perfilado y ahuecado, y en función de la forma de su misma se denominan: planas, semiplanas, de caña, de media caña, cañones, canutillos, de pico gorrión, de codillo, contra codillo, etc.

La técnica de golpeo se suele realizar, según el tallista, con un tipo de mazo u otro (bronce, madera). La base de una buena talla, sin duda, es la traza del dibujo por la que el tallista guía el desbaste de la pieza. La madera a utilizar es de vital importancia. Sus características dependen de muchos factores: del tipo de árbol, de la parte del árbol aque pertenezca o del tipo de suelo en que haya crecido, pudiendo variar su disposición anatómica.

Las principales características de la madera por las que otorga una tipología y unos caracteres propios son: la anisotropía ( comportamiento de la misma según su estructura y plasticidad), higroscopicidad (capacidad de absorber o perder agua), movimientos de retracción y turgencia (tamaño según la absorción o pérdida de agua), densidad (cantidad de aire interior y volumen en sus paredes celulares) y elasticidad.

 

Orfebrería

Sin duda alguna, dentro de las artes decorativas podemos decir que ocupa un lugar privilegiado, tanto por la opulencia del material a utilizar como materia prima, (oro, plata, bronce, etc..), como por la belleza y exuberancia ornamental y el fruto resultante a ojos del casi siempre estupefacto espectador.

Estas obras ofrecen una extensa variedad, destacando sobre todas, en las artes suntuarias, la realización de custodias procesionales, las cuales están relacionadas con la celebración del Corpus Christi, (Concilio de Viena, 1311), así como en el ultimo siglo, con el auge de las cofradías con pasos procesionales, entre los que destacan los denominados de palio.

También dentro de este apartado, podríamos hacer una especial referencia a la realización de Atributos y Objetos de culto, con riquísimos y exuberantes diseños, en infinidad de estilos, predominando el barroco, rococó, renacimiento, y gótico.

Los protagonistas de estas magníficas obras, son los Orfebres. En la España del siglo XIV, contaban ya con asociaciones gremiales, las cuales velaban por el prestigio de sus asociados y por la dignidad de sus obras. Fue tal su importancia que el rey Alfonso XI, en 1344, instituye unas normativas para el citado gremio, que, en su gran mayoría, estaba integrado por castellanos, algunos de ellos afincados en Andalucía.

En ese mismo siglo, para certificar y garantizar la nobleza de los materiales, se obliga a los artesanos a señalar la pieza con el punzón de la ciudad en la cual se había ejecutado la obra, además de con el nombre del artífice. Incluso los Reyes Católicos obligan, además de las dos marcas anteriormente citadas, a poner la del marcador que garantizaba la naturaleza del material, lo que se denominaba contraste.

Al igual que en todas las disciplinas que enumeramos, el maestro orfebre, tiene que tener conceptos de dibujo ornamental y arquitectónico, para componer en perfecta armonía las distintas obras que se realizarán en el taller, además de un perfecto conocimiento del oficio en sí.

El taller de orfebrería suele estar dispuesto, en cuanto a organización se refiere, en manos del maestro orfebre. Él es el que aboceta en un dibujo la idea que el cliente trae al taller. Una vez aprobado el boceto por el cliente, dibuja a tamaño natural y distribuye las distintas labores a los componentes del taller, ya sean oficiales o aprendices. En él podemos encontrar desde carpinteros que realizan la estructura básica a base de perfiles de molduras, cerchas, tableros, etc., hasta repujadores, quienes se encargan de cincelar sobre el metal las distintas formas que ofrece la pieza a realizar, o entalladores, que dan forma habitualmente a piezas cilíndricas, fundidores que realizan reproducciones de piezas, lampisteros que unen con minuciosa meticulosidad las distintas piezas que componen la obra, modelistas que habitualmente realizan las piezas que representan santos, ángeles, etc. Esta última labor la suelen realizar escultores.

El pulido, plateado, dorado y patinado de la pieza suele ser labor de otro oficial, as como el montaje total de la obra.

 

 

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