La saeta en la actualidad

Hoy los gustos musicales tomaron otros derroteros. La saeta se sigue cantando pero con cuentagotas. Sin comparación posible con aquellos tiempos en los que la saeta se escuchaba sin tregua cualquier día de la Semana y especialmente en la mañana del Viernes Santo, cuando se recogía el Nazareno, que podían oírse varias saetas a la vez durante todo el tiempo que duraba la ceremonia de la recogida.

Recordamos escenas que ya no era una competencia sino una guerra de dolorosos lamentos musicales. Aquellos Antonio Chururú y el Tate, que las cantaban a media, con las gargantas rotas de toda la madrugada y los ojos enrojecidos componían una estampa que impresionaba al verla.

Una vez recogido el Nazareno y la Virgen de los Dolores, el barrio de la Plaza cobraba gran animación con la venta de churros y en los bares del Royalty, Gabiño, Torreplaza, La Florida, La Alhóndiga, etc., seguían escuchándose las saetas hasta bien entrada la mañana.

Igual ocurría en Las Callejuelas, en los bares Casa Maera, Gabino, Casa Quintana…

Pare mío Nazareno
que caminas entre lirios
llevando la cruz a cuesta.
Ojalá te sirva de alivio
el cante de la saeta.

Hoy para satisfacer los deseos de escuchar saetas hay que acudir a los concursos. Que no es que se cante mal, lo que ocurre es que en éstos falta la esencia de la motivación que es la imagen. Y lo corrobora el hecho de que aquí, en la Isla, determinados cantaores que solicitaron cantar por saetas en días no procesionales exigieron que se les abriera la puerta de un templo y así cantar a la imagen de su devoción.

Para finalizar queremos hilvanar unas líneas de reconocimiento a saeteros que no siendo de la Isla cantaron en nuestra Semana Santa. Gracias a Alfonso Medina; Salvador Periañez, de Conil; Aguilar, de Vejer; Forestal, de Sanlúcar; Plaíto, de Rota; Carmen de la Jara y Juan Silva, de Cádiz; Antonio Reina, de Chiclana; Quiqui, de Castilblanco; Juan de la Bárbara y Dolores Arriaza, de Jerez… La mayoría de ellos invitados por la Tertulia Flamenca de la Isla.

Y pedir perdón por la brevedad del trabajo. La historia de la saeta, sobre todo la de la Isla, es muchísimo más extensa. Lo primordial es que está ahí, viva, aunque inédita. Esperamos que, con el interés que en los últimos años ha despertado el flamenco en la Isla, algún organismo oficial, entidad flamenca o aficionado, se preocupe de sacar a la luz esta reliquia de nuestro acervo así como de algún otro cante propiedad exclusiva de la Isla, que corre la misma suerte.

Cantidad considerable de escritores, en prosa o en verso, exaltaron el cante por saetas. Nosotros vamos a evocar algo de ello que enriquezca literariamente este modesto bosquejo. Y con todo el respeto que nos merece esa maravilla de poeta que fue Antonio Machado desechamos el tópico de «las escaleras del pueblo andaluz», tan populares en los últimos años, y copiamos a su hermano Manuel en esta cuarteta bastante más cerca de nuestra forma de sentir:

Canción del pueblo andaluz:

… De cómo las golondrinas
le quitaban las espinas
al Rey del Cielo en la Cruz.