Edificaciones religiosas y nuevas hermandades

Nos interesa destacar que, a raíz de estos acontecimientos acaecidos en el fructífero reinado de Carlos III y primeros años de Carlos IV, la Real Isla conoció una verdadera fiebre constructiva militar y civil, pero también religiosa, al socaire del aumento de población y por tanto de las necesidades espirituales y las diversas devociones que se iban incorporando al acervo cultural de la localidad.

Las principales edificaciones religiosas fueron: convento-colegio de la Compañía de María (1760), Hospital de San José (1768); Santo Cristo (1775-1784), capilla labrada en tierras del Monte propiedad de la familia Madariaga, marqueses de Casa Alta, y según proyecto del alarife Juan García Quintanilla; Oratorio del Cristo de las Misericordias o Escuela de Cristo (1780); San Antonio (1780-87), joyita arquitectónica neoclásica y última obra del afamado arquitecto Torcuato Cayón; San Francisco (1784) que sustituyó a la primitiva iglesia del hospicio franciscano para albergar con más decoro a la Parroquia Castrense; iglesia parroquial de Nuestra Señora Rosario, del Arsenal (1785-1790/91), con sus propias hermandades y un plantel de artistas (los escultores del Arsenal) que tendrá mucha actividad en esos años, pues su apogeo coincide con la construcción de todas esas iglesias y su consiguiente demanda de imágenes sagradas.

Ya bajo Carlos IV se edificaron la capilla de la Divina Pastora (1789-1793), siguiendo el modelo neoclásico de la parroquia carraqueña; la capilla de Nuestra Señora de la Salud (1789-1793), situada a la salida de la Isla de León camino de Cádiz, según planos del maestro mayor de obras Juan del Toro y a iniciativa del inquietísimo y sorprendente presbítero genovés don Jaime Parodi Macaggi; finalmente, la capillita del Señor de la Humildad (1789), situada en las inmediaciones del caño de Zaporito, construida a iniciativa de un grupo de devotos de esta advocación, y en la que por primera vez se oirá hablar, en la Isla, de la advocación de Jesús de los Afligidos.

La construcción de templos fue indefectiblemente seguida de la fundación de nuevas cofradías:

  1. Jesús Nazareno. Fundada en la nueva Iglesia Mayor Parroquial en 1768 por la colonia de ricos comerciantes montañeses (cántabros, asturianos, burgaleses), dueños y monopolizadores de las tiendas de comestibles y tabernas. Con un oscuro antecedente en la Hermandad del Nazareno del Carmen, según vimos, y con no menos difusos precedentes procesionales en los años inmediatamente anteriores a su fundación.
  2. San Pedro. Fundada también en la nueva parroquia en 1778 por el estamento eclesiástico.
  3. Divina Pastora. Fundada en 1782 merced a las fogosas prédicas del beato fray Diego José de Cádiz. Establecida primera en el oratorio de la familia Olea, luego en la nueva y actual iglesia que hizo construir la propia hermandad.
  4. Vera Cruz. Fundada en 1784 en la capilla que llevaría su nombre, mas desconociéndose todavía su relación con la Vera Cruz de la Parroquia del Castillo, anteriormente citada.
  5. San José. Creada en la Iglesia Mayor Parroquial en 1788, para dar culto al santo copatrono de la localidad desde 1766 y patrono principal desde 1800.
  6. Santo Entierro. Fundada en 1795 en la capilla de la Virgen de la Salud por personajes distinguidos de la localidad. Sus comienzos generaron un ruidoso enfrentamiento con la Hermandad de la Virgen de la Soledad. Al ser reorganizada treinta y cinco años más tarde, se trasladó al Convento del Carmen.
  7. Cristo de la Expiración. Establecida en la iglesia del Hospicio de San Francisco y Parroquia Castrense en 1796 por personal de la Real Armada en torno a la imagen de un crucificado que ya venía recibiendo culto por los frailes.
  8. 9 y 10. A fines de la centuria se fundaron las hermandades marianas de la Virgen de la Merced (1796, con doble influencia: gremial y jerezana; primero en la capilla del Santo Cristo y luego pasó a la Iglesia Mayor Parroquial), Virgen del Pilar (ca. 1798, en la céntrica capilla de San Antonio), y Nuestra Señora de la Salud (1802, en su propia capilla).

Puede observarse fácilmente que al concluir el siglo XVIII había en la Real Isla más hermandades de gloria (13 en total: Rosario, Pópulo, Carmen, Esclavitud del Santísimo, San Antón, Corazón de Jesús, Esperanza, San Pedro, San José, Pastora, Merced, Pilar, Salud; 14 si contamos la orden tercera. franciscana) que de penitencia (5: Soledad, Jesús Nazareno, Veracruz, Santo Entierro y Expiración; 6 si añadimos la orden tercera de Servitas). Es decir, las hermandades de gloria o letíficas triplicaban a las penitenciales o pasionistas.

Deja un comentario