Castillo Lastrucci y otros imagineros foráneos

Pero, más importantes que los citados autores nativos, lo fueron en esta época los imagineros foráneos a los que se acudió y dejaron obras en San Fernando. Debemos mencionar a los siguientes:

  1. Sobre todo, Antonio Castillo Lastrucci (1882-1967), el más fecundo de los imagineros sevillanos del siglo XX. Durante cuarenta años, dominó el panorama de la imaginería andaluza desde su taller de la calle San Vicente. De él se ha dicho que su genialidad estriba en que «convierte el paso en un escenario teatral sacro, con innovadoras composiciones de gran efecto (…) dotándolas de fuerte carácter teatral y de grandes montajes escénicos». Sus obras están repartidas no sólo por todas las provincias andaluzas, sino también por las de Alicante, Ciudad Real, etc. La memoria de Castillo sufrió una etapa de olvido y desdén, de la que está siendo rescatada felizmente.

    La obra lastrucciana está presente en la ciudad de San Fernando a través de grupos escultóricos, de algunas imágenes secundarias y de restauraciones.

    Los grupos escultóricos son tres: 1) el de Jesús de los Afligidos (1942-1943), formado por el Nazareno de esa advocación, la Virgen de la Amargura y las tres Marías; 2) el del Descendimiento (1964-1965), compuesto por el Señor Yacente, san Juan Evangelista, José de Arimatea y Nicodemo; y 3) el del Ecce Homo (1968-1969), integrado por el Cristo, Poncio Pilato y un soldado romano, culminado ya por su taller, puesto que el maestro había fallecido en 1967.

    Las imágenes secundarias son igualmente tres: Verónica y Simón de Cirene (ambas de 1966); Ángel de la Oración en el Huerto (1971). Esta última es ya obra seriada del taller.

    Las restauraciones o intervenciones en imágenes isleñas son mucho más desconocidas y apenas han sido publicadas o estudiadas. Hemos documentado las siguientes, pero quizás hubo alguna más: 1) restauración, nueva encarnación y un juego de manos abiertas de la Virgen de los Dolores (1949), de la Hermandad de Jesús Nazareno; 2) restauración y nuevas manos de la Virgen de Gracia y Esperanza (1953); 3) restauración de las manos del propio Jesús Nazareno (1956); 4) un nuevo juego de manos para la citada Virgen de los Dolores (1966); y 5) las dos importantes restauraciones de Jesús de la Misericordia (1965 y 1967), aunque la segunda de ellas debe reputarse más bien como una obra de su taller, dada la avanzada edad del octogenario maestro y de que su fallecimiento tuvo lugar ese mismo año.

  2. José Romero Murillo. Sevillano. Siempre se ha dicho que fue discípulo de Castillo Lastrucci, pero no aparece citado como tal en las biografías y estudios publicados sobre el maestro. Apenas se saben datos biográficos de José Romero, salvo que residía en Triana y su actividad como ceramista e imaginero ocasional. Su obra más conocida es la imagen de la Virgen del Mayor Dolor (1944) para el paso de misterio de la cofradía sevillana del Santísimo Cristo de las Aguas, aunque para algunos se trató en verdad de la remodelación de una antigua imagen de autor anónimo.

    Para San Fernando fue autor de la venerada imagen de Jesús de Medinaceli (1943/44), adquirida por un particular y donada luego como titular de la Esclavitud fundada en la Iglesia Mayor Parroquial en 1945. En esta obra, Romero deja entrever en efecto la influencia de Castillo y la cercanía a su estética.

  3. Entre los artistas hispalenses de esta época con obras en nuestra ciudad, también se encuentra el afamado imaginero Sebastián Santos Rojas (1895-1977) Nos referimos concretamente a la restauración de la Virgen del Carmen (1949), venerada Patrona de la Ciudad y de la Armada, efectuada con motivo de su coronación canónica; y a la talla completa del Niño Jesús de Praga (1953), venerado en la primera capilla de la nave de la epístola de la iglesia conventual. Ambas obras fueron realizadas en su etapa de madurez artística, poco tiempo antes de ejecutar su bellísima Dolorosa de la Concepción (1954) para la Hermandad de Jesús Nazareno de Sevilla.
  4. Miguel Láinez Capote (1906-1980). Mozo Polo lo define como «un modesto artesano casi autodidacta». El más prolífico imaginero gaditano de la posguerra, autor de bastantes imágenes titulares de cofradías de Cádiz. Aunque, hoy día, son muy pocas las imágenes suyas que procesionan en la Semana Santa de Cádiz, pues las cofradías gaditanas fueron sustituyéndolas desde finales de los años setenta.

    Para San Fernando, sabemos que Láinez hizo lo siguiente: 1) los nuevos juegos de manos abiertas de Nuestra Señora de las Lágrimas (1938) y de la Virgen de la Soledad (1940), 2) una leve restauración del Cristo de la Salud (1956) venerado en el Carmen, 3) primitivo grupo del Ecce Homo (1956, el Cristo, también el primer Pilato y el soldado romano), 4) primera Verónica de la Misericordia (1960), 5) remodelación del Jesús de la Oración en el Huerto (1961), 6) transformación en dolorosa de una imagen de santa del Convento de San Agustín gaditano, que sería adquirida como Virgen del Mayor Dolor en su Soledad (1974/75) por la Cofradía del Santo Entierro sanfernandina.

  5. Muy brevísimamente debemos citar a Manuel Beret, gaditano, autodidacta, artífice de la primera restauración efectuada en la imagen de Jesús Nazareno de la Misericordia (1957); a José Andrés Antúnez, ayamontino, autor en 1964 del segundo Poncio Pilato que tuvo la cofradía del Ecce Homo, efigie que salió en la procesión hasta la adquisición del grupo escultórico de los talleres de Lastrucci; y a Tomás Chaveli Gibert, jerezano, autor del primitivo grupo de la Borriquita (1965), inspirado evidentemente en la obra idéntica que había esculpido para Jerez en la década de 1950.
  6. Mención aparte merecen los célebres talleres de Olot (Gerona) de los que provinieron, a iniciativa del párroco don Camilo García Valenzuela y en corto espacio de tiempo, dos de sus obras seriadas: el segundo grupo escultórico de la Oración en el Huerto (1945), que salió por vez primera el Martes Santo de 1946 y continuó haciéndolo durante tres lustros, hasta que pasó a la localidad de Barbate (Cádiz); y el Señor Resucitado (1946), en torno al que se formaría en 1947 la Hermandad de los Cargadores, hoy extinta.

 

 

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