Imagineros isleños de la posguerra

Tras la fratricida guerra civil, comenzó la larga dictadura del general Francisco Franco. En el plano religioso se caracterizó por lo que los historiadores llaman el catolicismo nacional o, más pomposamente, el nacional-catolicismo, quizá por buscarle analogías asemejándolo al nacional-socialismo.

De nuevo hubo una eclosión de fundaciones cofrades fomentadas, propiciadas y aplaudidas entonces por las propias autoridades civiles y eclesiásticas. Como sabemos de sobra, esta serie fundacional cofrade isleña comenzó con la Cofradía de los Estudiantes en 1939.

La labor de los imagineros durante la posguerra fue ímproba en toda Andalucía, debido al aumento de la demanda de imaginería religiosa que hubo entonces a consecuencia de los destrozos ocasionados en el patrimonio cofrade durante la república y la guerra, que trajo la necesidad de reponer lo perdido. La escuela andaluza de imaginería creció y se expandió en uno de los fenómenos artísticos más interesantes y sugestivos de la segunda mitad del XX, que se prolongará hasta nuestros días.

Sólo la nómina de los imagineros es de por sí deslumbrante: en Sevilla, Castillo Lastrucci, Illanes, Sebastián Santos, Fernández Andes, Buiza, Eslava, Ortega Bru; en Málaga, Francisco Palma Burgos; en Córdoba, Juan Martínez Cerrillo; en Huelva, León Ortega; en Jerez, Ramón Chabeli; en Cádiz, Miguel Láinez Capote.

 

3. 1. Imagineros isleños de la posguerra.

En San Fernando, no hubo esta demanda perentoria. Sus iglesias, su patrimonio artístico religioso no fue pasto de la sinrazón y de la ignorancia fanática, como sí ocurrió desgraciadamente en tantas otras ciudades españolas. Sin embargo, no dejaron de florecer aquí autores de imágenes religiosas en madera policromada destinadas para hermandades y cofradías. Los más señalados de esta generación y en esta época fueron Luis Jiménez, Antonio Bey Olvera, José Luis García Ramos y Salvador García Piñero.

  1. Luis Jiménez Fernández (1901-1943). Jerezano de nacimiento, pero vecino de San Fernando desde la infancia y casado con una isleña. Delineante de la Constructora Naval, consumado artista del dibujo, y escultor aficionado. Su carrera artística fue tardía, escasa y truncada pronto, pues falleció joven domiciliado en la plaza de la Catedral de Cádiz.

    No talló imágenes para las cofradías de San Fernando. Las tallas religiosas más conocidas salidas de sus manos son tres imágenes marianas de candelero, talladas en caoba: 1) una Virgen del Carmen (1926), que quiso regalar a la Escuela Naval Militar, pero fue donada finalmente por su viuda a la iglesia de Santiago de los PP. Jesuitas de Cádiz; 2) una Virgen de la Esperanza (1941), primera cotitular que tuvo la Hermandad de las Cigarreras del Convento de Santo Domingo durante más de tres lustros, y que luego, tras varias vicisitudes y restauraciones, pasó a ser cotitular de la Hermandad de Jesús Nazareno del Amor; y 3) una Virgen de la Merced (1942), titular de la Esclavitud establecida en la iglesia de ese título del barrio de Santa María.

  2. Antonio Bey Olvera (1917-1975). Artista intuitivo, autor de obras naturalistas y sencillas, técnicamente limitadas, pero expresivas y, sobre todo, muy aceptadas popularmente.

    Bey Olvera realizó dos obras para cofradías isleñas: el grupo de la Virgen de la Caridad (1943) y el Cristo del Perdón (1954). Este artista isleño acometió igualmente diversas restauraciones en imágenes, enseres cofrades y altares de la ciudad, aunque no todas están documentadas; las de dominio público fueron: los pies y la cruz de salida de Jesús Nazareno (ambas obras en 1940), la restauración de la antigua urna procesional del Santo Entierro, obra de la segunda mitad siglo XIX, para la salida de 1943; la segunda restauración de Jesús de la Misericordia para la primera salida de su cofradía en 1958; la remodelación de algunos retablos de la Iglesia Mayor Parroquial a mediados de la década de 1950, particularmente los de la Virgen del Rosario, San Miguel Arcángel y San José, etc.

    También trabajó para hermandades de fuera de San Fernando, concretamente Cádiz y Chiclana. Que sepamos, fueron la siguientes: 1) el primitivo grupo de la Cofradía de la Sanidad, de Cádiz, formado por Jesús del Mayor Dolor y la Verónica (ca. 1946); 2) el Señor Yacente (1952) para la Cofradía del Santo Entierro, de Chiclana, que sigue saliendo en procesión; y 3) el paso del Señor de la Piedra, también de Chiclana.

    Finalmente aunque excede los límites de este trabajo, podemos añadir que, en el campo de la escultura en mármol, Bey fue autor de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús (1954), instalada en la glorieta del General Lobo, de nuestra ciudad. Y que también hizo un relieve del Sagrado Corazón de Jesús para la fachada del Ayuntamiento fernandino, pero no se llegó a utilizar.

  3. José Luis García Ramos. Muy poco sabemos de este imaginero isleño, salvo que tenía su taller en la calle Saturnino Montojo y que, andando el tiempo, trasladó su domicilio a Madrid, donde ejerció como artesano. García Ramos fue autor de la primera imagen de Jesús de la Oración en el Huerto (1943/44), titular de la cofradía homónima, que recibió culto y salió en procesión durante dos años (1944-1945), que luego fue sustituida durante quince años (1946-1960) por una imagen procedente de los talleres de Olot, y que, restaurada por Láinez, volvió a recibir culto y salir en procesión a partir de 1961, siendo profundamente remodelada en 1984 por Berraquero.
  4. Salvador García Piñero, «Boro», (1924-2004). Capitán de Sanidad de la Armada, académico, conferenciante y artista aficionado. Fue autor de varias obras de escultura y pintura, tanto en el campo civil como en el religioso. Entre sus imágenes sacras destacan los Vía Crucis de las iglesias parroquiales de San José Artesano y de San Marcos, de esta ciudad; y la Virgen del Pino, titular de la capilla de La Barrosa (Chiclana, Cádiz).

    Boro comenzó a ser conocido en el ámbito de las cofradías locales por corresponderle el mérito de haber sido autor del primer cartel anunciador de la Semana Santa de San Fernando (1966). Pero su aportación fundamental al patrimonio de las hermandades isleñas fue el segundo grupo escultórico de Cristo Rey en su entrada en Jerusalén, compuesto por Jesús a lomos de un asno (1973), san Juan Evangelista (1974) y una hebrea (1976). Estas imágenes recibieron culto y salieron en procesión durante veinte años (1973-1993). Tras ser restauradas y retocadas, hoy pertenecen a una cofradía de Melilla.

    García Piñero también restauró la pequeña imagen de Jesús de los Afligidos, primer titular de la Cofradía de los Estudiantes; la imagen de San Francisco de Asís (rest. 1993), titular de la Parroquia Castrense; y la del Inmaculado Corazón de María (rest. 1994), efigie que procedía de la extinta capilla de la Asunción y que hoy se venera en la parroquia de San José Artesano.

 

 

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