Imagineros genoveses, gaditanos y sevillanos

1. 2. Imagineros genoveses, gaditanos y sevillanos.

A lo largo de las generaciones, fue moneda común considerar a casi todas las esculturas religiosas antiguas de autor anónimo de la Isla de León como obra de origen genovés o napolitano; pero de una manera genérica e indeterminada. Sólo desde mediados del siglo XX, el hallazgo por los estudiosos de nombres y datos biográficos concretos de escultores genoveses, o gaditanos de origen genovés, desconocidos totalmente hasta entonces, que trabajaron bien en la propia Cádiz o bien para Cádiz desde Génova, favoreció la atribución de obras a estos autores una vez que se fueron conociendo su estética y su estilo.

Por ejemplo: de Antón María Maragliano (1664-1739) el más importante escultor en madera de la escuela genovesa de la primera mitad del XVIII, es el magnífico Cristo de la Salud, de la iglesia del Carmen, imagen de altísimo mérito artístico; sin duda, la mejor imagen religiosa de San Fernando. De Pietro Galleano (f. 1761) es el hermoso San José, igualmente de la iglesia del Carmen. Y de Juan Gandulfo (o Gandolfo) (1743-1790) son: 1) San Pedro pontífice (1778), figura sedente, que se halla en la sacristía de la Iglesia Mayor Parroquial que lo tiene por titular; 2) San Pablo (1778), igualmente en el primer templo parroquial; 3) San Antonio de Padua (1784), titular de la desaparecida iglesia de San Antonio, imagen que hoy se encuentra fuera de la ciudad.

Pero son muchas las sagradas imágenes de iglesias isleñas de probable origen genovés, aunque de autor anónimo, que pudieron salir de las manos de alguno de esos escultores italianos que laboraban en Cádiz o para Cádiz, como los citados Maragliano, Galleano y Gandulfo, o como Doménico Giscardi, Francesco María Maggio, Antonio Molinari, Pedro Laboria, Jácome Váccaro, etc.

¿Cuáles? Pues, por ejemplo:

  1. En el Convento del Carmen: la Virgen del Carmen (ca.1708), Patrona de la Armada y de la Ciudad, que fue traída de Génova y donada por el hermano mayor de su venerable hermandad; la Virgen de los Siete Dolores (ca. 1730), venerada también en el Convento del Carmen, cuyo retablo fue construido hacia 1740 a expensas de la familia distinguida Balbás Barrios.
  2. En la Iglesia Mayor Parroquial: La Virgen del Rosario, de talla completa, que recentísimamente algunos atribuyen a Maragliano por su parecido morfológico con obras de este insigne escultor genovés, y que, en tal caso, debe de tratarse de una segunda imagen titular de su antigua hermandad, pues ya está documentada la existencia de una imagen de este título en la parroquia del Castillo en 1699, que, dada la fecha, no pudo hacer el insigne escultor genovés; 2) el San Miguel Arcángel, cotitular de la Archicofradía del Santísimo y las Ánimas, que pudiera ser obra de la misma mano que la anterior; 3) el Santo Cristo Crucificado, que hoy preside el altar mayor de dicho templo y que tal vez proceda de la iglesia parroquial de Castillo, dond etuvo una cofradía; 4) la elegante Virgen de los Dolores (ca. 1760), titular de la Orden Tercera Servita, etc.

En segundo lugar, algunas imágenes isleñas han sido atribuidas, con lógica indiscutible, aunque sin poderse documentar todavía ninguna, a escultores que trabajaban en otros cercanos focos artísticos andaluces, como Sevilla y Granada.

Por ejemplo, a la tan socorrida Luisa Roldán, «la Roldana» (f. 1704). A ella, o a su círculo artístico, se atribuye con cierto fundamento la hermosa imagen de Jesús Nazareno (ca. 1685), de la iglesia conventual del Carmen. Y también se ha venido atribuyendo, desde época reciente aunque con menos fundamento, la bella y meritoria Virgen de Gracia y Esperanza, antigua dolorosa de la capilla de la Pastora.

A José Montes de Oca (1668-1748), escultor barroco tardío, o a su escuela, se ha venido atribuyendo el San José de talla que hubo en una de las salas del antiguo Hospital de su nombre.

A Cristóbal Ramos (1725-1799), profesor de la escuela de Nobles Artes de Sevilla, autor ya neoclásico, o a su círculo, se le atribuye la Virgen de la Salud, imagen mariana de gloria, de candelero, que fue adquirida en Sevilla en 1790 por encargo del presbítero Parodi, y que presidió durante medio siglo la capilla de su título situada en las afueras de la ciudad, camino de Cádiz, hasta que fue trasladada a la iglesia del Carmen donde hoy se venera.

O, por ejemplo, a un autor anónimo de la escuela granadina se ha venido atribuyendo tradicionalmente la actual Virgen de la Soledad, titular de su Hermandad establecida en la Iglesia Mayor Parroquial, tal vez por el aire que guarda con imágenes homónimas de Pedro de Mena. Decimos «la actual» porque parece ser que hubo otra antes en la parroquia del Castillo, cuya existencia está documentada ya en 1715.

En tercer lugar, como es lógico, algunas imágenes isleñas de esa época podrían haber sido encargadas y labradas por autores gaditanos, no genoveses, de la escuela neoclásica o académica. Por ejemplo, José Fernández Guerrero (1748-1826), director de la sección de escultura de la Escuela de Bellas Artes de Cádiz, ciudad donde dejó varias obras de escultura y pintura, particularmente en la iglesia de la Conversión de san Pablo.

Algunos le atribuyen la imagen de la Divina Pastora(ca. 1789-1793), titular de su iglesia y hermandad, por sus semejanzas morfológicas con la venerada en el convento de Capuchinos de Sevilla, también atribuida con cierto fundamento a dicho autor que la realizaría ya a principios del XIX. Así pues, la Pastora isleña sería, en este caso, la atribución de una atribución, y una década anterior a la de Sevilla, es decir un primer ensayo de Fernández Guerrero con esta iconografía vinculada a los religiosos capuchinos.

Y, en fin, no vamos a hablar de otros autores con imágenes no titulares de hermandades bien documentadas, como, por ejemplo: 1) Clemente de Torres (f. 1727), autor de la antigua Virgen de los Remedios, imagen de candelero que fue luego donada en 1744 al Hospicio de San Francisco por un comerciante gaditano, convirtiéndose en titular del mismo y, luego, de la Parroquia Castrense; 2) Cayetano de Acosta, retablista y escultor portugués, que también trabajó para Cádiz y que los especialistas adscriben a la escuela sevillana, autor documentado de la estatua de la Virgen del Carmen (1748) situada en una hornacina de la fachada de la iglesia conventual, según descubrió Martínez Montiel; 3) Cosme Velázquez, artista de la escuela neoclásica gaditana, autor de un Crucificado (ca. 1775) de tamaño académico para la Iglesia Mayor Parroquial; 4) Francisco o Martín Quartino, autor muy desconocido, que sabemos talló las imágenes de los Doctores de la Iglesia (1807) que hubo en el antiguo retablo mayor del primer templo parroquial hasta que desaparecieron en la década de 1960.

De José Risueño, conocido escultor de la escuela granadina, se dice por algunos expertos que pudiera ser el San Antonio genuflexo, situada hoy en el altar de la Virgen del Rosario, también de la Iglesia Mayor Parroquial.

Finalmente, la Isla de León también contó con obras de imaginería de procedencia anónima americana, como el Crucificado del Buen Viaje (ca. 1775), joya de la iglesia de la Pastora, donado a este templo por el Sr. Ahedo, comerciante de la carrera de Indias, y erróneamente conocido por el vulgo como el «Cristo de Molinello».

 

 

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