Alfonso Berraquero García

En el último cuarto del siglo XX, la imaginería andaluza se ha caracterizado por el predominio de la estética neobarroca y por la poderosa influencia sevillana. La escuela de imaginería andaluza prosiguió la magnífica producción iniciada en la posguerra. Algunos de los autores más destacados que ya citamos en el epígrafe correspondiente prolongaron su labor durante los años setenta y ochenta, como los geniales Buiza y Ortega Bru. A ellos se sumaron imagineros como Álvarez Duarte, Dubé de Luque y Miñarro, que tomaron el relevo de la generación anterior. En el caso concreto de San Fernando, debemos resaltar la figura de Alfonso Berraquero, que durante todo ese tiempo ha llenado el panorama de la imaginería local.

Paralelamente a la creación de nuevas imágenes procesionales, un rasgo muy destacado de la imaginería local en estos últimos años ha sido «la restauración de las venerables imágenes antiguas, que habían acusado los efectos del paso del tiempo y de la propia dinamica procesional». En efecto, desde fines de los años setenta y a lo largo de la década de los ochenta y principios de los noventa se registró una especie de inflación de restauraciones de imágenes titulares de hermandades. Realmente muchas de las antiguas estaban deterioradas por el paso del tiempo o habían sido retocadas desacertadamente por manos bienintencionadas mas inexpertas, y necesitaban una urgente reparación. Esto sucedió así en todas las ciudades cofrades andaluzas. San Fernando no ha sido una excepción.

 

4. 1. Alfonso Berraquero García

La época actual de la imaginería isleña ha estado presidida (y sigue estándolo en buena medida) por la figura descollante de Alfonso Berraquero (1941), Licenciado en Bellas Artes y Profesor Titular de la Escuela de Artes y Oficios de Cádiz.

Berraquero es, sin lugar a dudas, el escultor más prolífico y versátil de la historia del arte sanfernandino. Podría ser considerado como el heredero histórico de los anteriores imagineros isleños que hemos ido enumerando y a la vez como el iniciador de una nueva etapa histórica-artística en la imaginería local. El hecho de que su primera obra de imaginería date de 1974 hace, además, que su obra en este campo coincida también con el inicio de una nueva y trascendental fase en la historia nacional: el reinado de Juan Carlos I y la democracia.

No es nuestra misión encuadrar y valorar la obra de este polifacético escultor isleño en el conjunto de la imaginería andaluza actual. Pero sí podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que es el mejor y el más activo escultor local que ha tenido por el momento la historia artística isleña. Berraquero ha sido calificado atinadamente como «uno de los imagineros más inquietos del actual panorama andaluz», resaltándose su «valiente naturalisno» y su «barroquismo y expresividad», así como el hecho de ser «todo un referente en la vida artística de San Fernando».

Autor prolífico, inquieto, diferente, original y autocrítico, ha abarcado todas las facetas del arte cofrade, sobresaliendo también en su faceta de diseñador de enseres, insignas y bordados. Nos centramos aquí en sus aportaciones a la escultura procesional isleña.

Su primera obra para hermandades isleñas fue la Dolorosa de la Salud (1974) de la Cofradía del Ecce Homo, con la que ya demostró que tenía mucho que decir en este campo. Nos limitamos a enumerar y datar sus obras de imaginería procesional para hermandades isleñas, un conjunto verdaderamente magnífico, abundante y notable, resignándonos a no incluir aquí sus imágenes de talla realizadas para altares de iglesias, como, por ejemplo, para la capilla de la Virgen del Carmen en la iglesia conventual, para la parroquia de San Servando y San Germán (Ardila); o su imaginería menor para los canastos de diversos pasos procesionales:

  1. Hermandad de la Humildad y Paciencia: Cristo de la Humildad y Paciencia (1988), Virgen de las Penas (1987), san Juan (1993) y santa María Magdalena (1994).
  2. Hermandad del Ecce Homo: Virgen de la Salud (1974) con san Juan Evangelista (1984), y las figuras del paso de misterio: Claudia Prócula, Barrabás, sanedrita, esclavo etíope (1994-1995, estas cuatro) y soldado romano (2003).
  3. Hermandad del Prendimiento: Jesús del Soberano Poder (1983), Virgen del Buen Fin (1983), más cuatro figuras del paso de misterio: san Juan (1983), sayón (1983), san Pedro (1985), soldado del Sanedrín (1991) y Santiago el Mayor (2001).
  4. Hermandad de la Oración en el Huerto: remodelación del Cristo titular (1983/84), el de García Ramos que había sido retocado por Láinez.
  5. Orden Seglar de los Siervos de María: Cristo de la Buena Muerte (1976), remodelación de san Juan Evangelista y santa María Magdalena (ya en 1983), imágenes de autor anónimo que antaño formaban parte de la procesión de Jesús Nazareno y que fueron desechadas en la posguerra por su hermandad.
  6. Hermandad de Jesús de la Misericordia: remodelación completa de Jesús de la Misericordia (1996), talla de mano anónima, y de la Verónica (1979), obra de Lastrucci.
  7. Hermandad de la Sanidad: Cristo de la Sangre (1990), Virgen de los Desamparados (1997) y santa María Magdalena (1999).
  8. Hermandad de la Soledad: talla de las imágenes de María Magdalena, María Salomé (ambas 1986) y María Cleofás (1987); remodelación de las imágenes de los dos Santos Varones (1989-1992), obras del maestro Castillo Lastrucci; todas ellas del paso de misterio del Traslado al Sepulcro.
  9. Hermandad de Nuestra Señora del Rosario Doloroso: la Virgen titular (1983).
  10. Hermandad de la Divina Pastora: Niño Jesús Pastor (1982), que recibió culto y salió junto a la Divina Pastora en su paso entre los años 1982-1989.
  11. Hermandad de la Sagrada Resurrección: Jesús Resucitado (2006) y Virgen de la Victoria (2007).

Aunque merecen destacarse y recordarse con toda justicia, no podemos entrar aquí por razones obvias en sus obras de escultura e imaginería para Cádiz (con elocuentes muestras en las cofradías del Prendimiento, Nazareno del Amor y Cristo del Perdón) y para otras ciudades gaditanas (Barbate, Conil), andaluzas (Bollullos, Carmona, Guadix) y españolas (Tarancón, en Cuenca).

Del mismo modo, sólo podemos aquí citar de pasada su pródiga y fecunda labor como restaurador de imágenes procesionales isleñas. Es rara la antigua imagen procesional de la ciudad que no ha sido restaurada por este artista. Estas restauraciones berraqueñas tuvieron una mayor intensidad y frecuencia en la década de 1980. Algunas de estas restauraciones fueron controvertidas.

La falta de espacio nos impide enumerarlas y reseñarlas todas. A modo ejemplificativo, destacamos, por su mayor alcance y trascendencia, las intervenciones realizadas en las imágenes de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad (1975), de la Cofradía del Santo Entierro; Virgen de la Esperanza (1980/82), de la del Silencio; los copatronos San Servando y San Germán (1981), venerados en la ermita del Cerro; Virgen de Gracia y Esperanza (1981), de la Cofradía del Huerto; Virgen de la Soledad (1981/82), titular de su cofradía; Cristo del Ecce Homo (1982), de Castillo Lastrucci; Divina Pastora (1982), titular de su hermandad; Virgen de los Dolores, de la Hermandad del Nazareno (ca. 1984); San José (1984), patrón de la ciudad de San Fernando; Cristo del Perdón (en dos ocasiones: ca. 1985 y 1993); y, sobre todo, el grupo escultórico de la Virgen de la Caridad (1992 y 1996), de Antonio Bey, en este caso con inesperadas y enojosas consecuencias que son de dominio público.

 

 

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